lunes, 28 de diciembre de 2015

Liberación





Muchas veces creemos que la vida nos atribula, nos absorbe en su día a día y nos lleva a un estado de inseguridad. Sí, así como se lee, inseguridad económica, familiar, física y la más importante, espiritual.

Comienzan los fantasmas a apoderarse de nuestros pensamientos y sentimientos, cada momento lo experimentamos amarrados a medios, por el qué pasará o el qué paso , es decir, sorteando nuestras emociones a todo lo que será y a lo que fue, y nos olvidamos de que el único instante cierto es justo este.

Llegan las caídas, las angustias no dejan desarrollar las actividades de manera regular. Es cuando lloras, te desesperas y justo al tocar fondo, en medio de tu agonía, te das cuenta de que no estás solo y aparece una mano amiga, quizá reflejada en quien menos te imaginas.

La catarsis empieza a surgir, te desahogas y la vida de una bofetada te enseña que no solo a ti te ocurren estas situaciones, pero que a veces son necesarias para poder alcanzar la fortaleza. Es allí, donde tus rodillas caen para reconocer que debes romper ataduras y que eso solo es posible despojando todo lo que te afecta en las manos de Dios y dejando que él tome el control.


Desde entonces comienzas a agradecer porque te liberas de miedos, angustias y pensamientos nada constructivos. Lo agradeces de corazón y la paz fluye por esa liberación. Ahora que eres libre, no significa que no habrá retos, pruebas y dificultades, más bien tendrás la capacidad de entregar una sonrisa de esperanza, de paz y tranquilidad frente a lo que pase porque sabes que alguien más te cuida y actúa en tu vida.

martes, 4 de agosto de 2015

La Mitad





Cada segundo, cada minuto, cada hora, marca un episodio que no regresa. Un día te acuestas, cierras los ojos y vuelves a la mañana y despiertas, sin darte cuenta el día se va, la semana termina y el mes se acaba. Esto es algo que no podemos cambiar, sin embargo, lo que sí podemos controlar, quizá no es el resultado final, pero sí el trayecto, es lo que hacemos, cómo lo hacemos y la actitud con la que lo enfrentamos. El 2015 está bajando por la escaleras, que anuncia que pronto un nuevo año llegará y es en donde reflexionamos qué tal ha sido la primera mitad.

A veces no todo ha sido perfecto, no todo ha sido planeado, pero simplemente se ha dado. Algunas veces me preocupé y en otras solo confié en el poder de Dios y dejé todo fluir. En el aspecto laboral en varias aguas naufragué, diferentes caracteres traté y tareas nuevas aprendí. Comprendí que el liderazgo comienza con el respeto, con el ejemplo y con la humildad, eres líder cuando entiendes que sin tu equipo no eres nada y no que tú solo lo eres todo.

Reí, lloré, canté, disfruté de eventos y momentos que me consolidaron con mi familia y amigos, quienes son mi mayor bendición. Descubrí que unirte a una persona es un proceso que debes llevar paso a paso, que hay que vivir la magia de cada día, hasta que te vas dando cuenta que estás tranquilo, en paz y que se siente bonito, que no será fácil, pero es parte de la locura y la aventura.

Confirmé que sin la parte espiritual no somos nada, que necesitamos de todo eso que nos oxigena el alma, comenzando por el amor de Dios que nos lleva a poner nuestros dones al servicio de los demás y que nos hace colocar nuestros miedos y angustias en sus manos, para lograr afrontar cada  unas las vicisitudes que se nos puedan presentar, sabiendo que de su lado todo estará bien.

El futuro es incierto, aún quedan muchas cosas por experimentar en esta última fase del año, solo hay que empeñarse por sacarle el jugo completo y de cada momento obtener lo positivo, serán muchas las sorpresas pero siempre con la fe y confianza que pase lo que pase, todo pasa, y trae su aprendizaje. Por mi parte, me propondré practicar más de las cosas que me llenan, como escribir, como fue la oportunidad de actuar en una obra de teatro, como es cantar, sonreír, sencillamente disfrutar y entregar lo mejor de mí a todo aquel que me rodea y ponerle corazón a mis metas, y por sobre todo tener paz porque Dios tomará el control.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

El misterio de una mirada




A veces la vida nos va llevando por diferentes caminos. En su trayecto los rostros muestran distintas experiencias, algunos brillan de alegría, viviendo episodios que generan pequeños ilirios de emoción; otros van avanzando entre tinieblas sin la seguridad del paso que darán, solo caminan por inercia. Sus brazos atados por frustraciones, miedos, tristezas, pintan de sepia sus corazones.

Radical como cual Dios, nos vamos preguntando el porqué de las actuaciones de los demás. Sorprende el gesto de desánimo, esa inmovilidad en los labios incapaces de regalar una sonrisa pero a la vez tan osados para expresar palabras que hieren. No comprendemos y comenzamos a hacer análisis o simplemente en nuestra condición de humanos nos enojamos, atacamos, repelemos y principalmente juzgamos.

Mientras el tiempo sigue su recorrido, podemos hacer una pausa para observar las miradas, ¿qué hay detrás de ellas?. Quizá esconden historias de nuestro pasado que marcan nuestro futuro. Si esculcamos más allá del iris podremos encontrar un corazón que no conoció la solidaridad, unas manos que le han tocado pelarse todos los días para poder comer, tal vez una boca que nunca ha tenido a quien decirle “papá” o en algunos casos puede haber una inocencia robada y ultrajada o unos labios que fueron censurados para no transmitir lo que se siente. Cuantas veces en un hospital ha desgarrado la desesperación por la impotencia de estar preso de una enfermedad.

Es allí cuando empiezas a comprender el significado de la palabra “empatía”, el ponerse en el lugar de los demás, y eso no te hará más débil, por el contrario te hará valiente al demostrar la fortaleza de aceptar que cada quien tiene una historia la cual conduce sus pasos. Toleramos la falta de un detalle agradable, una cara retraída o unos ojos poco expresivos, porque entendemos que el vacío que marca a cada persona se refleja en sus acciones y por más que intenten ocultarlo, su mirada delatará la ausencia de paz, sin embargo, si vemos eso que hay más allá, seremos nosotros los que tendremos paz al ser solidarios y brindar esa sonrisa que a otros les faltan.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Paso a paso




Todos los días traen su historia, simplemente a veces nos adelantamos a querer colocarle un final, basados en percepciones, en miedos o suposiciones, y olvidamos que cada momento es de a poco, y nos concentramos en una terminación sin siquiera disfrutar el recorrido.

Empezamos a ver fantasmas, donde quizá no los hay, o de haberlos, realmente no son tan inmensos como creemos. Volcamos nuestras energías en grandes enigmas e inquietudes, y nos abstenemos de probar el néctar de esos pequeños pero significativos sabores que endulzan la vida.

Es cierto que hasta en la mejor obra literaria puede haber capítulos con matices oscuros, en los cuales se envuelven situaciones difíciles y problemas, sin embargo, no es tan importante el tono con el que esté pintada la página, más bien importa el color que le ponga el corazón que la lee.

Un corazón que bombea gracias a la bondad, empatía, pureza, sencillez, humildad y sobre todo el amor, ese que viene de un ser que no es de este mundo; logra poner destellos de brillo en medio de la tiniebla, porque aprende con estos elementos a mezclarlos y obtener de ellos esperanza.

Con la esperanza comprendemos el objetivo de estar vivos, de valorar aquello que nos saca una sonrisa y así nos convertimos en artistas que realizan su mejor actuación pensando en cada escena más allá que en la obra completa y de esa forma degustamos de cada instante paso a paso.

lunes, 26 de mayo de 2014

(VIII) Pensamientos y Reflexiones


-       Quien no encuentra la paz en su propio corazón, refugiándose en otro, solo conseguirá la angustia.

-       El dinero va y viene, lo que puedas comprar con él, va y viene. Pero el legado en el corazón de otros, usando el dinero para ayudar, es lo único que va y se queda.

-       La vida se va en un abrir y cerrar de ojos, así que lo mejor es disfrutar de los buenos momentos sin pensarlo tanto y hacerlo más rápido de lo que dure un parpadeo.

-       El poder de la oración es inmenso. Es increíble, como personas desconocidas y a distancia pueden poner su corazón a tu disposición para pedir por ti.

-       Ser humilde, honesto y sencillo, como dicen algunos, probablemente te haga "morir de hambre" en el mundo humano, pero podrás disfrutar de un gran banquete en el reino de los cielos.

-       Los planes de Dios son tan maravillosamente perfectos, que todos los días nos sorprende, sacándonos un suspiro y una sonrisa.

-       Ese momento en que te das cuenta, que respirar en la mañana al levantarte y en la noche al acostarte, ya es la prueba de que los milagros existen.

-       Hoy es uno de esos días en que doy gracias por realmente saber lo que es vivir, seguir aprendiendo que la mayor riqueza solo está en dar.

Tercer nivel


Siempre el miedo a las alturas nos va llenando de temores y de mareos. El mirar hacia abajo es casi un acto de suicidio, así vamos creciendo, irónicamente sin poderlo detener pero a la vez estresándonos mentalmente por ir en contra de la corriente, cuando es imposible desviar el curso de lo que por naturaleza debe pasar.

Tercer nivel parece ser mucho aunque relativamente también puede ser muy poco, miles de recuerdos embargan la mente y el corazón, experiencias alegres, otras quizás tristes, momentos que quisieras paralizar u otros que simplemente no quisieras recordar. Pero definitivamente, ha sido un tiempo de crecimiento.

Da inicio una etapa en la que ya no eres un niño, pero tampoco eres un viejo. Las herramientas están dadas para ser quien quieres ser y para hacer lo que quieres hacer. El mundo nos llena de estereotipos, lo que el mundo no sabe es que solo tu almohada es quien cada noche es la cómplice de tu felicidad o tu tristeza. La palabra estereotipo suena a muchos, sin embargo, no debes olvidar que tú eres único.

Al pasar de los años comienzas a comprender que lo material se daña, se termina, se destruye, en cambio lo espiritual es eterno, se queda, se marca en la vida de otros y no se corroe.  Valoras más una risa, que un grito de regaño; aprendes a sentir la melodía de un piano y el acorde de una guitarra que las letras y ritmos que inducen a denigrar a un alma; te llena de energía caminar descalzo sobre la arena mojada, que caminar en una súper fiesta con zapatos de marca; ya no importa cuantos amigos tienes en las redes sociales, más bien cuantos de verdad están contigo en las buenas y malas.

Es un reto el empezar una década, aunque a la vez es el inicio de nuevas encrucijadas. Nadie ha dicho que el vivir sea fácil, y es que precisamente nos ahogamos en ese cumulo de dificultades y dejamos pasar las cosas simples, sencillas, que al final son las de mayor valor. No importa si el día se ve oscuro, aprendamos a ser luz dentro de esa oscuridad, para así poder enfrentar los retos que se avecinan. 

El torbellino de la vida nos hace encontrar una felicidad pasajera en cosas efímeras, en momentos que nos embriagan placeres ficticios, pero el querer ir más allá, es lo que nos lleva a descubrir, que la verdadera felicidad está en el amor puro e incondicional, en dar empatía y nobleza a tu prójimo, en no juzgar, en tolerar, en ser paciente y consecuente en tus acciones y palabras. Todo esto se genera desde la humildad y sencillez de corazón, haciendo que crezca tu amor propio y el amor hacia los demás, de manera que allí encuentres la verdadera paz.

Desde acá el horizonte se ve prometedor, puedes ser el ejemplo para algunos que van un paso más abajo y puedes seguir el ejemplo de otros que van un paso más arriba. Ahora solo queda vivir cada día como si fuera el primero, apreciando con asombro un árbol que retoña, un pájaro que canta o una gota de lluvia que corre por la ventana. Dando gracias por el amanecer, porque podemos mirar, oír, caminar, oler, degustar, conversar; y ya sea que hagamos todas estas acciones o solo algunas, al final estamos vivos y eso es ganancia. También debemos vivir como si fuera el último día, haciendo lo que nuestro corazón desea hacer, diciendo a los demás lo mucho que los queremos o amamos, comenzando a borrar rencores que nos hagan perdonar y regalando suspiros de sorpresa ante cada momento distinto que nos saque de la cotidianidad.